martes, 6 de enero de 2009

Carta de Lectores: Cuestiona el premio a empresa multinacional

Señor director de NORTE:

En el 2005 se instituyó un premio por parte del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y la empresa Monsanto, trístemente célebre laboratorio norteamericano especializado entre otras cosas, en fabricar venenos de alta toxicidad y efectos negativos sobre la salud de la población y el ambiente en general, y ahora empeñado en cobrar las patentes por las semillas modificadas genéticamente.

El premio fue cuestionado severamente por el Comité Nacional de Etica en la Ciencia y la Tecnología de la República Argentina, lo que dignifica a los científicos que lo integran. Esto pone en evidencia el poder de esa multinacional que desde hace años viene seduciendo a miles de productores con el canto de sirena de la mayor producción y los mejores rindes, pero con impactos ambientales altamente negativos que hoy han transformado el país en una especie de “pampa húmeda” aún en lugares al borde de la desertificación, lo que está acelerando este proceso y amenazando con seguir expulsando a millones de pequeños productores desahuciados, que no pueden competir con la tecnología que exige la siembra directa y los controles especializados necesarios, y que emigran a las ciudades intermedias en busca de mejor calidad de vida. Lamentablemente, lo único que consiguen en su mayoría- es hacinarse en villas miserias y en lugares inundables e insalubres, lo que aumenta su marginalidad y exclusión. Desde hace años la Fundación Ambiente Total viene denunciando estos problemas que lejos de solucionarse, se agravan cada día más, como lo demuestran las actuales y bien fundadas denuncias del Centro de Estudios Nelson Mandela.

Ignoramos qué sucedió finalmente con dicho premio y si entró en vigencia. Ya sabemos que Monsanto fue acusada por aquella época de violar el Acta de Prácticas Corruptas en el Extranjero por el pago ilegal de 50 mil dólares (algo más de 38 mil euros) a un alto funcionario del Ministerio del Ambiente de Indonesia y su certificación falsa como ‘cargos de consultoría‘ en los libros de la compañía. Este soborno pretendía la aprobación de un estudio de impacto ambiental indonesio requerido para permitir el cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM). Nuestra participación en el Curso de Bioseguridad al que fuimos invitados en 2007 en Perú, nos permitió conocer más entretelones sobre este impúdico hecho, e incluso conocimos a uno de los profesionales -expertos en manipulación genética- involucrado en hechos similares.
Los cargos por aquella práctica corrupta fueron presentados en 2005 en el distrito de Columbia y Monsanto ha aceptado pagar una multa de un millón de dólares (764 mil euros). Fue un hecho reconocido, entonces.
Otra canallada de esta empresa es más vieja pero no por eso menos trágica y vergonzosa: no debemos olvidar que fue la fabricante del tristemente célebre “agente naranja”, con el cual el ejército de los Estados Unidos desfolió la jungla en la guerra del Vietnam. Hay millonarios juicios que han realizado a Monsanto los veteranos de guerra norteamericanos, pero también sus descendientes, con gravísimos problemas de salud originados en la contaminación producida por dicho producto químico, que afecta el sistema nervioso y produce alteraciones genéticas y cáncer. ¿Qué puede premiar esta empresa y cómo se justifica su asociación con el Conicet, que sostenemos todos? ¿Qué garantía nos ofrecen las investigaciones que reciban este premio? Deberemos cuidarnos de todo esto, no sea que estemos colaborando, como idiotas útiles, en incubar el huevo de la serpiente. Y no olvidemos que de aquella trágica experiencia del agente naranja, al parecer no se ha aprendido: los desfoliantes actuales son parientes demasiado cercanos de aquel producto nefasto.

JORGE CASTILLO
Fundación Ambiente Total
-Resistencia-
Publicada en Diario Norte (Resistencia, Chaco)