sábado, 23 de agosto de 2008

Denuncia del Centro de Estudios Nelson Mandela: De la mano de la soja, se profundiza la expulsión de la población rural

Sábado, 23 de Agosto de 2008 - Publicado en la Edición Impresa

El Centro de Estudios e Investigación Social Nelson Mandela dio a conocer un trabajo en el que se refleja la profundización del éxodo rural en la provincia, como consecuencia, fundamentalmente, del incremento del cultivo de la soja.

El documento firmado por el coordinador, abogado Rolando Núñez, refleja la situación de esta manera:
“La Escuela 488 se encuentra a la vera de la ruta provincial 5, en el paraje Campos Las Puertas, situado a pocos kilómetros de Santa Silvina. Fue una escuela modelo; se mantiene intacta y hermosa, salvo por el grave hecho de que año a año pierde alumnos y camina inexorablemente al cierre. En 1998 contaba con una matrícula de 80 alumnos; actualmente concurren 25 estudiantes.
El plantel docente y de directivos es excelente; están muy comprometidos con la problemática educativa, social y económica de la región. Sin embargo, trasuntan casi involuntariamente que se van a quedar sin alumnos; no obstante ello, mantienen intactos los proyectos y apuestan a continuar enseñando.

Población sobrante

La mayoría de los minifundistas arrendaron o vendieron sus pequeños campos. Toda la zona se caracteriza por la explotación agropecuaria intensiva, con el protagonismo excluyente de los sojeros cordobeses, y en menor medida santafecinos, que reinan voluptuosamente como nuevos colonizadores.
La agricultura aplicada, que es presentada como moderna y progresista, en realidad responde a un modelo agrotecnológico absolutamente concentrado y dependiente, estrechamente vinculado con los agronegocios, que no contempla el trabajo ni la mano de obra. Todo pasa por la siembra directa, las maquinarias, la tecnología, los agroinsumos tóxicos y la reducción de costos, que corona la mayor rentabilidad posible, sin que atinen a la menor responsabilidad ambiental y social. Todo el programa pasa por la aerofumigación de la soja con glifosato y otros productos extremadamente tóxicos para el ambiente y especialmente para los seres humanos. Esto se lleva adelante y se produce porque no existen controles públicos; se fumiga arteramente, sin respetar los niveles mínimos autorizados en materia de temperatura, humedad y velocidad de los vientos, de manera que la deriva (hasta donde llegan los productos tóxicos lanzados al ambiente por aviones) se extiende por kilómetros. Esto supone que los territorios afectados no pueden ser habitados por familias campesinas, minifundistas o pequeños y medianos productores agrícolas y ganaderos. El universo de estos campesinos es expulsado del campo por que se les arrienda o compra sus pequeños predios o se fumigan los campos vecinos utilizándose aviones que pasan orondos sobre las viviendas o cerca de las casas o ranchos de los pobladores rurales. En este escenario, los hospitales se llenan de pacientes porque aumentaron las enfermedades respiratorias y de la piel, aunque y esto es lo más grave- se elevó la tasa de enfermos de leucemia; el hospital de Santa Silvina recibe estos casos. Al mismo tiempo, las escuelas se vacían de alumnos. Es que el campo se está transformando en un desierto verde, que es el desierto de la soja, en el cual sobra la población; el ser humano no hace falta.

La Escuela 716

Esta escuela también está ubicada en el paraje Campos Las Puertas, entre Santa Sylvina y Venados Grandes. La región forma parte del sudoeste chaqueño, que de la mano de la soja avanzó sobre todos los campos de los pequeños y medianos productores, quiénes vendieron o arrendaron sus predios, formando parte del inmenso lote de los que tuvieron que emigrar.
Hace una década la escuela 716 contaba con una matricula más que respetable. Asistían 70 chicos del paraje como alumnos regulares. Hoy solamente quedan 7, producto de que los minifundistas fueron expulsados por la prepotencia de la soja y del dinero; gana por goleada la nueva lógica de los ganadores de un sistema perverso y absolutamente individualista, que funciona sin la menor huella de responsabilidad social y ambiental.

Se cerró la Escuela 769



Este establecimiento es la síntesis de los nuevos tiempos; se ubica a pocos kilómetros de Venados Grandes. Representa, con crudeza extrema, la masiva expulsión de las familias rurales. La fiebre de los productores sojeros no tiene límite; se quedaron con todos los campos de los pequeños productores, y ahora van por todo; van a arrendar o comprar los campos de todos los medianos agricultores o ganaderos, que son los últimos que resisten ante la prepotencia del don dinero.
Han desaparecido las antiguas y clásicas colonias que entornaban los pueblos chaqueños. En la actualidad, los campos están despoblados por que reina la soja y su concubino próspero, el caballero don dinero. Las colonias rurales están en vía de extinción. Es que son tiempos de agricultura sin agricultores, con el predominio de los mega productores, de la mano de los fondos de inversión o fideicomisos financieros que apuestan a la timba de este modelo productivo industrialista y netamente extractivo, que no se detiene ante nada, ante el aplauso y la algarabía de una minoría indisimulademente corporativa y elitista.
La expulsión de las familias campesinas generó, entre otras nefastas consecuencias, el cierre de la Escuela 769, rodeada de chacras transgénicas y de casas en ruinas, que antes fueran los hogares de las familias del campo. Este establecimiento está al cuidado de un hombre de la zona, don Guillermo Andrés Olivera, quién desde hace 2 años es “casero” del establecimiento escolar, en el que vive con sus hijos y sus nietos.
Muchos de los que arrendaron o vendieron sus pequeños campos que tenían en la zona hoy habitan en modestas casas de Venados Grandes, sin futuro ni destino. Otros, viven en Silvina; algunos, llegaron a Villa Angela, a Resistencia o a Buenos Aires. Desde el punto de vista poblacional, con la mirada del trabajo y de las actividades productivas, el Chaco pujante ya es historia, pareciera que ya fue. Nos reemplazaron los grandes productores o mega productores de otras provincias. Esto explica que casi todas las ciudades del Chaco se encuentren rodeadas por asentamientos muy precarios, infrahumanos; todo esto ocurre con especial virulencia en el área metropolitana, en la que 100 mil de los 360 mil habitantes viven en tales asentamientos, en condiciones inhumanas, con indicadores sociales, económicos, sanitarios y educativos que no se repiten en otras provincias de nuestro país.

Continúa la expulsión de la población rural

A los campos despoblados, a hospitales llenos y a escuelas vacías o cerradas o que se cerrarán en los próximos años, ahora se amenaza con más expulsión rural. Los fundamentalistas de la política, de la economía, de la agricultura industrial y del dinero fácil van por más; es como que no tienen límites. Los sojeros pagaron 400/500 pesos la hectárea en arrendamiento por la campaña 2007/2008; pagaron 8.000 pesos la hectárea en compra. El minifundista no tuvo capacidad para resistir; seducido por la quimera del dinero que nunca había visto, entregó su campo, que es lo mismo que decir su historia de vida y su proyecto familiar.
Los precios para la campaña 2008/2009 podrán cambiar o no, según el festival armado en torno a la soja y los comodities. Mientras tanto, desde el gobierno provincial se impulsa ampliar la frontera agropecuaria, hasta llevarla a 2 millones de hectáreas, lo que significa que se producirán más desmontes.
Por si esto fuera poco, se atribuye al titular del INTA Chaco- Formosa, Ingeniero Eduardo Delssín, que habría revelado que existen 1.600.000 hectáreas de suelo clases 2 y 3 que se podrían incorporar a la agricultura chaqueña sin necesidad de desmontar el bosque nativo. Este dato, presentado como impactante, en realidad es demoledor porque, de concretarse, implicará la extraordinaria aceleración de los desmontes, que como fenómeno generalizado continua en la actualidad a pesar de las prohibiciones legales y ante la impotencia, complacencia o complicidad de los organismos del Estado.

Los cambios climáticos

Tengamos en claro que el aumento de los desmontes provocará un mayor impacto negativo en el ecosistema chaqueño, que ya es frágil en su estructura, composición y estado; y potenciará la cuenta regresiva de los cambios climáticos que están en mancha, con sequías e inundaciones seguidas o contemporáneas, tal cuál se manifestaran durante los primeros 8 meses de este año.
Todo esto conducirá a una expulsión aún más masiva de los restos de la población rural que perduran en los campos chaqueños, con todas las consecuencias que diariamente vemos, escuchamos, silenciamos, auspiciamos o negamos.
En cualquier caso, el futuro de los chaqueños no es de los mejores. La única ventaja comparativa que teníamos frente a las restantes provincias pobres de nuestro país, que no ha sido otra que los recursos naturales, los estamos perdiendo en manos de un sector muy reducido, que aspira a tener ganancias extraordinarias porque se convencieron de que el Chaco es un territorio offshore, ideal para las explotaciones sin limites, aunque colapse el sistema.

Fuente: Diario Norte